
La Unión Europea se encuentra financiando un estudio que contempla un presupuesto de 12 millones de libras esterlinas destinadas a investigar si los productos orgánicos, ya sean de origen vegetal o animal, son efectivamente más nutritivos y saludables, y por qué razón. Si bien el estudio no se encuentra terminado, en octubre del año pasado se dio a conocer el primer avance del mismo donde los resultados preliminares son bastante reveladores. Así, según el mismo, mientras verduras y hortalizas orgánicas como la lechuga, las cebollas, los tomates, los repollos y las papas, alcanzan a tener entre un 20 y 40% más de nutrientes que sus pares convencionales, la leche orgánica y sus derivados alcanzan hasta un 80% más antioxidantes que los lácteos comunes.

Otro estudio, realizado en California esta vez, concluyó que los tomates orgánicos contienen más flavonoides que los convencionales. Los flavonoides son antioxidantes presentes en las frutas y verduras que son beneficiosos y ayudan a combatir enfermedades cardiovasculares e, incluso, algunos tipos de cáncer.
Cuando las plantas no están cubiertas con montones de pesticidas para prevenir pestes u otro tipo de inconvenientes, estas se ven obligadas a generar por sí mismas componentes más fuertes y en mayores concentraciones para protegerse a sí mismas. Por ende, si se comen dichas frutas y verduras, también se ingieren todos esos componentes que ayudan naturalmente a enfrentar las enfermedades.
En cuánto al sabor, generalmente los productos orgánicos provienen de mercados locales y, por ende, son cosechados cuando ya están maduros y han pasado la mayor parte del tiempo posible en los árboles, matas o suelo, en el caso de las hortalizas y las raíces. Así, estos productos llegan a los consumidores en el pick de su sabor y, por ende, resultan mucho más sabrosos y de colores más vivos al momento de servirlos.
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